20 de octubre de 2013

Cacería de erratas 2013, organizada por la Comisión de Español del CTPCBA.

TAN GRANDE COMO EL OBELISCO. BUENOS AIRES. ARGENTINA.
A partir de los avances tecnológicos y una sociedad cada vez más apurada, podemos observar un detrimento en la utilización del lenguaje.

El auge de los celulares trajo aparejado un nuevo formato abreviado que se expandió hacia las redes sociales.

Afortunadamente con el uso del WhatsApp y los puntos de acceso gratis de Wi-Fi (plazas, bares, etc.), la reducción de costos permite volver a usar palabras completas, más allá de la costumbre adquirida.

La proliferación de errores de ortografía, especialmente en la vía pública derivó en una “Cacería de Erratas” que se realiza en diversas partes del mundo como Perú o España.

En argentina, la Comisión de Español del CTPCBA (Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires) realizó ayer, celebrando el día del corrector ortográfico, una cacería de imágenes en pleno microcentro porteño.

La idea es usar  cámaras de fotos y teléfonos celulares para marcar los errores en los carteles de negocios y de señalización en el espacio público de la ciudad.



Los errores más comunes detectados son: escribir sin tildes, no usar los signos de apertura de interrogación y exclamación, y usar mal las mayúsculas.

Después de la recorrida de ayer, compartirán esas fotos en las redes sociales, para explicar cómo sería el modo correcto de escribir. A partir del 28 de octubre las fotos van a ser publicadas en el Facebook del CTPCBA con la intención de ir despertando conciencia sobre la problemática del mal uso del español en publicidades, vía pública y medios en general.


Mónica Seoane es correctora y diseñadora, y según dice, es de esas “que corrigen todo lo que ven”. “Se escribe mal, con faltas de ortografía, hasta en diarios y revistas. Escriben mal los chicos y también los grandes, todos con el criterio de decir ‘aunque lo escriba mal, igual se entiende’”, dice Mónica.

Para Natalia de Laudo, traductora y correctora, esta tarea de descubrir errores va más allá del “escrache” público: “En algunos casos, hay gente que paga una fortuna para hacer un cartel, y si te lo hacen con faltas de ortografía te termina jugando en contra, es una promoción a la inversa. Lo mismo los carteles oficiales, de calles y señales públicas. No puede ser que tengan errores”,

Este cartel es un claro ejemplo:


Esta fotografía ganó el concurso "Cacería de Erratas 2013" realizado en Lima en el mes de Abril y organizada por la Asociación de Correctores del Perú, Ascot Perú. Fue tomada por Lérida Giuliana Fernández Toscano  y nos muestra una errata concisa y reveladora. Con una inversión de dinero relativamente considerable, una palabra de uso cotidiano ha sido convertida en letrero luminoso y ninguna de las personas implicadas, primero en su creación, luego en su elaboración y finalmente en su autorización legal, se ha percatado del asunto.

Otra iniciativa similar fue realizada hace unos años atrás por el blog Acentos perdidos, que proponía mejorar el uso de nuestra lengua. "Los acentos están perdiéndose, por lo que esta iniciativa apuesta a que, entre todos, agreguemos a las palabras las tildes perdidas", proclamaba como una reivindicación a la ortografía.

Tal vez estas iniciativas sean apenas un granito de arena en el desierto de los horrores, pero aún así pueden marcar una diferencia. 

Rodrigo, el autor del blog Acentos perdidos, ante la pregunta final de un reportaje:

–¿Cree que los acentos cambiarán el mundo?

Responde "No sé. Pero sí sé que con acentos será un mundo mejor".

Fuente: Clarín - Ascot

Imagen de portada: Héctor Atilio Carballo

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