En ocasiones anteriores habíamos mostrado la versatilidad de las impresoras 3D, destacando su utilización en la medicina por la impresión de un implante de mandíbula; o su incursión en el mundo del arte, más exactamente en la música, creando una guitarra acústica.
La aplicación de esta nueva tecnología trajo aparejada una polémica sobre la propiedad intelectual de los objetos creados utilizando impresoras 3D.
En la actualidad esta discusión se amplía ante la posibilidad de la creación de armas de fuego, centrada especialmente en la capacidad de esta pistola por pasar inadvertida ante los detectores de metales (más allá de su único componente metálico).
La única pieza que no ha sido creada en plástico ABS es la aguja percutora, que no deja de ser un simple clavo de ferretería. Sus otras 15 piezas fueron moldeadas usando una impresora Stratasys Dimension SST y están tratadas con acetona vaporizada para reducir la fricción generada con el uso. Esto significa que una sola arma puede efectuar múltiples disparos, aunque el desgaste es inevitable y la presión de un cartucho relativamente potente podría destruir el arma.
Esta pistola de plástico esta inspirada en la FP-45 Liberator de la Segunda Guerra Mundial, fabricada a un coste casi despreciable y distribuida en masa por los Estados Unidos para que la resistencia francesa pudiera atacar a las patrullas nazis y robar sus armas.
Les dejo el video que muestra las imágenes del creador del arma, Cody Wilson un estudiante de Derecho en Texas integrante de un grupo llamado Defensa Distribuida, en una prueba de tiro con balas del Calibre 380.
Fuente: Endgadget
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