3 de marzo de 2010

Crece la basura tecnológica en el mundo

En los Estados Unidos se desechan anualmente unos 19 kilos de basura electrónica por habitante. En Europa, la cifra alcanza los 14 kilos. En la Argentina, es de sólo 2,5 kilos. Y sin embargo, ¿a que no saben cuál es el país que más problemas tiene con la chatarra? La respuesta –la Argentina, desde ya– fue el centro de la discusión en el día de ayer, cuando el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) presentó un informe de resultados inquietantes: de acuerdo con el estudio, todos los años se producen 40 millones de toneladas de basura electrónica (computadoras, teléfonos, heladeras, juguetes, impresoras, televisores, reproductores de música, cámaras digitales y un largo etcétera) y, paradójicamente, el territorio que más padece esta avanzada high tech es el llamado Tercer Mundo, donde no existe una política de reciclaje de todos estos metales. ¿El resultado? Millones de personas están quedando expuestas a montañas tóxicas que, conforme van destilándose por el agua y el aire, provocan graves problemas medioambientales y de salud. “El tratamiento de esa basura ha llegado a ser no sólo importante, sino que es absolutamente urgente”, afirmó Achim Steiner, director ejecutivo del Pnuma.

El primer país en la lista de mayores riesgos no es la Argentina, desde ya, sino China, un país que produce 2,3 millones de toneladas de basura electrónica al año, y que en un futuro –de acuerdo con las estimaciones– multiplicará por siete el tamaño de su montaña de porquerías metálicas. Si bien Estados Unidos supera esta cifra –con tres millones de toneladas–, lo cierto es que el gobierno norteamericano tiene cláusulas de tratamiento de residuos que China, al igual que toda América Latina, no tiene. Y aún más: según el informe del Pnuma, China sigue siendo un importante vertedero de basura electrónica procedente de los países ricos, pese a que existe una convención internacional que prohíbe el envío de esa basura fuera de los países que la originan.

La consecuencia es que en China –como en buena parte de Latinoamérica– gran parte de la basura electrónica es incinerada o arrojada a basurales y rellenos sanitarios, lo que libera a la atmósfera gases tremendos para la salud. La exposición masiva a productos químicos tóxicos como el plomo, el cadmio y el mercurio puede causar daños cerebrales, afectar el sistema nervioso, los riñones y el hígado, y causar malformaciones. “El boom del consumo mundial de aparatos eléctricos y electrónicos ha creado una explosión en la generación de basura electrónica –advierte Greenpeace en un informe llamado “High Toxic Tech”–. Miles de estos aparatos son exportados, muchas veces de manera ilegal, desde la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y otros países industrializados hacia países en desarrollo, especialmente Asia. En estos países, los trabajadores, muchas veces niños, en precarias condiciones realizan el desmantelamiento y fundido de partes de estos aparatos y quedan expuestos a un cóctel de venenos y químicos tóxicos”.

En la Argentina, si bien los números no se acercan ni remotamente a los asiáticos, la basura electrónica también es un problema: un estudio hecho por la consultora Ecogestionar junto con el INTI y la Cámara de Máquinas de Oficina revela que cada habitante arroja, anualmente y en promedio, 2,5 kilos de residuos electrónicos, lo que da 100 mil toneladas al año (el 5% de la producción china). “La cantidad es mucho menor que la de la basura domiciliaria, pero la diferencia es que los desechos electrónicos tienen componentes cancerígenos; no es lo mismo tirar una cáscara de manzana que tirar un monitor”, advierte el biólogo Gustavo Fernández Protomastro, director de Ecogestionar. “No es que haya mala fe por parte de los fabricantes de aparatos electrónicos, sino que hay ciertas funciones que sólo las pueden cumplir ciertos metales. El punto está en cómo se regula la llamada posventa: aquello que ocurre cuando el artefacto que se vende ya es desechado. Un aparato electrónico, a diferencia de la basura común, es altamente reciclable: puede usarse un 95% de los insumos. La clave es encontrarle la vuelta para hacerte cargo de la parte tóxica y recuperar los metales que valen”.


La nota original fue realizada  por  Críticadigital 
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=38976 (actualmente fuera de línea)

6 comentarios:

  1. Muy buena nota, es importante tomar conciencia sobre los temas referentes a la conservacion de nuestro ecosistema.

    Roberto.

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  2. hola mi nombre es Micaela Barrios,soy de 4º3ª del t.t y paso a dejar mi comenario,la verdad me parece muy interesante esta nota porque habla sobre el ambiente en que vivimos y me parecio muy bueno..besos

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  3. hola mi nombre es Ivana Marques, soy de la esculela 41 de 4º5º t.t
    paso a dejar mi comentario me parece mui buen la informacion y el tema de la contaminacion
    esta mui buena la informacion y la verdad que ahi que tomar un poco de conciencia y fijarnos del grave error estamos hasiendo a este mundo.! mui bueno todo saludos.!!

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  4. hola mi nombre es daniela marquez,y paso a dejar mi comentario la verdad que me esta mal todo lo que hasemos a este planeta y cuando la pasemos mal pedir perdon va haser mui tarde..
    gracias por informarnos y muy bueno el blog.!

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  5. Si todos colaboramos en reducir la basura tecnológica se notará el impacto positivo sobre nuestro ecosistema.
    Gracias por comentar.

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