Utilizando aspersores y bombas de alta presión, el artista norteamericano Michael Jones McKean recrea el fenómeno atmosférico.
Un arco iris adornando el cielo con su espectro de colores luego de una tarde lluviosa es un fenómeno que sigue fascinando a niños y adultos.
No importa que desde hace tres siglos, por cuenta del genio inglés Isaac Newton, quedara claro que se trata simplemente de un fenómeno óptico provocado por los rayos del sol al atravesar gotas de agua suspendidas en la atmósfera.
Buscando reproducir el caprichoso espectáculo natural, el artista norteamericano y profesor universitario Michael Jones McKean se embarcó en la tarea de crear una máquina capaz de producir arco iris artificiales.
En 2002, con el denominado “Proyecto Arcoiris”, Jones comenzó a ingeniárselas para robarle a la naturaleza el secreto de estos arcos multicolores. Desde entonces, los vecinos de su estudio en el estado de Virginia (Estados Unidos) con frecuencia eran sorprendidos por un pequeño y efímero arco iris sobre sus cabezas.
Ahora, gracias al interés que despertó su proyecto, una mezcla de ciencia y arte, Jones ha sido invitado por la dirección del Centro de Arte Contemporáneo Bemis en Nebraska (Estados Unidos) para que realice una demostración a mitad de año. La idea es que dos veces al día, durante 15 minutos, los visitantes del centro se deleiten con el espectáculo.
Según lo ha explicado el propio creador, la máquina utiliza bombas que lanzan chorros de agua a alta presión y aspersores que pulverizan el agua en la atmósfera. De esta manera se simula el efecto de la lluvia en un espacio relativamente pequeño.
Como lo reveló la BBC, el dispositivo de irrigación está cronometrado para crear un denso muro de agua, de forma que sólo sea necesaria la acción de los rayos solares en la ecuación: la refracción natural de la luz a través de las gotas de lluvia hace el resto.
Para evitar las críticas de los ambientalistas, Jones se encargó de hacerla lo más ecológica posible. Todos los elementos que utilizan son reciclados y el agua procede de los restos que las lluvias dejan en los tejados y es reutilizada a través de cañerías. La electricidad para impulsar las bombas de chorro se obtiene de paneles fotovoltáicos que capturan la energía solar.
Nada raro sería que en unos cuantos años, si se popularizan este tipo de máquinas, comience el comercio de arco iris el día de los enamorados y otras fechas especiales.
Fuente: El Espectador
No hay comentarios:
Publicar un comentario