En plena expansión de los teléfonos móviles inteligentes o ‘smartphones’ y los tablets es el momento de echar la vista atrás para rendir un homenaje especial al que puede considerarse el precursor de dichos dispositivos.
Treinta años atrás, en la West Computer Faire (Feria de Computación de la Costa Oeste) se mostraba por vez primera el “Osborne 1”, la primera computadora portatil de la historia.
La empresa Osborne Corporation, encabezada por el escritor, editor de software y diseñador de ordenadores Adam Osborne, fue la encargada de desarrollar el producto, pensado específicamente para poder ser transportado a cualquier parte (hasta ese momento sólo existían computadoras de escritorio) .
Así, uno de los aspectos con los que se dotó al Osborne 1 fue de una gran resistencia. El equipo estaba diseñado para aguantar los golpes y las inclemencias temporales y su carcasa ejercía como una especie de funda con un asa incluída.
Pese a que se trataba de un producto compacto, que incluso era considerado como equipaje de mano por parte de las aerolíneas, el Osborne 1 no era muy liviano. No todos podían transportar sus 11 kilogramos con facilidad. Demasiada diferencia con una notebook actual que pesa 2,6 kilogramos o una netbook cuyo peso promedio es de apenas 1,2 kilogramos.
Pese a que se trataba de un producto compacto, que incluso era considerado como equipaje de mano por parte de las aerolíneas, el Osborne 1 no era muy liviano. No todos podían transportar sus 11 kilogramos con facilidad. Demasiada diferencia con una notebook actual que pesa 2,6 kilogramos o una netbook cuyo peso promedio es de apenas 1,2 kilogramos.
El equipo disponía de un procesador Zilog Z80 de 4 Mhz, 64 Kb de memoria RAM, dos ranuras para diskettes 5 1/4 para el almacenamiento y puertos paralelo, serie y módem. En esa época, estas prestaciones eran la vanguardia del mercado. Tenía una pantalla CRT de tan sólo 5 pulgadas de diagonal que únicamente podía mostrar 52 caracteres por cada línea de texto, alcanzando los 128 si se desplazaba el cursor.
También poseía una batería (opcional con el equipo) que aseguraba una autonomía de una hora, sin necesidad de conectarse a la corriente alterna de 110 volt para funcionar.
También poseía una batería (opcional con el equipo) que aseguraba una autonomía de una hora, sin necesidad de conectarse a la corriente alterna de 110 volt para funcionar.
En cuanto a software, estaba dotado con un sistema operativo denominado CP/ M. También incluía un programa de hoja de cálculo llamado “SuperCalc”, un procesador de textos denominado “WordStar” y los lenguajes de programación CBASIC (Digital Research) y MBASIC (Microsoft).
El precio de lanzamiento al mercado fue de 1.795 dólares. En esa época no era accesible para la mayoría de los usuarios, por lo cual la campaña publicitaria estaba destinada hacia los profesionales.
El precio de venta era similar al que tienen actualmente los notebooks más avanzados. Por ejemplo, una notebook Gateway con un Procesador Intel Core i7. Memoria. Ram DDR3 de 4GB. Pantalla LCD de 14'' y Disco Rígido de 640GB, tiene un precio de 1.650 dólares.
El precio de venta era similar al que tienen actualmente los notebooks más avanzados. Por ejemplo, una notebook Gateway con un Procesador Intel Core i7. Memoria. Ram DDR3 de 4GB. Pantalla LCD de 14'' y Disco Rígido de 640GB, tiene un precio de 1.650 dólares.
Cuando se puso a la venta, el Osborne 1 fue todo un éxito, llegándose a vender 10.000 unidades por mes. Sin embargo, éste fue efímero, ya que al año su popularidad cayó en picado por culpa de IBM, quien había comenzado a comercializar de forma autónoma los sistemas operativos, los monitores y otros componentes de sus equipos. Antes de que esto ocurriera, ya se había comenzado a vender otra versión del gadget, con una apariencia más militar, color azul oscuro, ranuras para discos de doble densidad opcionales y más compartimentos.
Otra de las razones de su decadencia fue el anuncio de dos supercomputadoras por parte de Osborne (“Executive” y “Vixen”), que la firma tardó todo un año en desarrollar, haciendo que los usuarios decidieran esperar a los nuevos lanzamientos y no adquirir el “Osborne 1”.
Ambos motivos hicieron que la compañía entrara en bancarrota en septiembre de 1983, siendo uno de los casos más sonados de fracaso empresarial en Silicon Valley.
Hoy en día, en el argot tecnológico se acuña la expresión “efecto Osborne” para hablar de las consecuencias inesperadas que tiene el anuncio prematuro de un futuro producto y su impacto a la baja en las ventas de los productos actuales.
Fuente: ITespresso
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